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sábado, 18 de junio de 2011

COMUNICADO ASAMBLEA 15M

Lamentamos profundamente el impacto que ha tenido el post de La Laja referido a su presencia en la asamblea del 15-M del pasado 11 de junio de 2011. No era nuestra intención provocar distorsiones en la propia asamblea en un momento tan importante de su constitución ni desviar la atención hacia un comunicado que no consideramos que tenga más importancia que la de dar nuestro parecer a socios y amigos de la asociación.

La comunicación a los socios y amigos de La Laja sobre impresiones y posicionamiento de la asociación en diferentes temas, es un procedimiento habitual dentro de nuestro funcionamiento interno, que permite a los miembros vinculados una participación activa, crítica y continua en su línea de actuación. En ningún caso, como se ha criticado repetidamente, pretende ser una bandera que alguien externo a la asociación deba seguir, sino un simple proceso democrático y participativo en que un colectivo muestra su posición hacia un tema concreto, de forma tan legítima como cualquier otra opinión.

De igual forma, queremos pedir perdón a todo el que haya considerado que nuestra presencia aquel día fue un acto de intromisión, ya que hasta hoy desconocíamos que en anteriores encuentros de la asamblea se había recomendado la representación de forma individual y no como un colectivo. Por lo tanto, queremos rectificar y respetar la norma de la asamblea, por lo que pedimos a aquellos socios y amigos de la Laja que deseen acudir a las reuniones de este grupo, que lo hagan en representación propia, y nunca en nombre de La Laja, que como asociación y asumiendo las reglas de la asamblea, no volverá a participar, no siendo impedimento esto para que sigamos manteniendo, como así han manifestado nuestros socios, las opiniones vertidas en nuestro comunicado y que constituyen el pensamiento esencial de esta asociación sobre la asamblea del 15-M de Conil.


jueves, 16 de junio de 2011

INVASORES. EL PICUDO ROJO


Otra de las graves consecuencias del “ladrillazo” de estos últimos años, ha sido la introducción en nuestro país de un peculiar escarabajo que devora y aniquila las palmeras: el Picudo rojo.  A las urbanizaciones y “hotelitos” que florecían por doquier había que ajardinarlos, y la obsesión fue querer transformar estos jardines en “rinconcitos tropicales”, lo que provocó una escasez inmediata de palmeras en nuestros viveros, que a su vez obligó a importarlas de países del norte de África, llegando con ellas muestras  contaminadas de este “comepalmas”. En el año 1994, en Granada, concretamente en la Costa de Almuñecar, aparecen los primeros casos. Hoy es una verdadera plaga que recorre nuestras regiones y provincias a un ritmo vertiginoso y devastador.

Concretamente aquí, en la provincia de Cádiz, cada vez son más los ejemplares de palmeras afectadas,  especialmente  la  datilera (phoenix dactylifera) y la canaria (phonix canariensis).  El resultado es la muerte del árbol. Ejemplares de gran porte que han necesitado décadas para alcanzar su singular silueta, en poco tiempo sucumben a la acción letal del insecto. El resultado es deprimente: en pocos días vemos como un ejemplar esbelto y frondoso empieza a secarse y a languidecer por la corona de la parte superior, justo donde nacen las hojas de palma,  tomando un aspecto lamentable. Pronto todo el penacho de la palma estará seco y terminará cayendo. El resultado final es un tronco completamente muerto con aspecto de haber sido incendiado.

Pero, ¿se puede actuar contra esta plaga? Afortunadamente, y aunque resulte difícil, laborioso y costoso, sí. Por supuesto son varias las  medidas que hay que tomar además de la aplicación del tratamiento, especialmente no podarlas en las épocas de más calor, pues éste favorece la actividad del insecto, y  es esa zona del corte, al ser la más blanda, la que se convierte en la puerta más accesible para este pequeño y poderoso invasor. Pero lo cierto es que SÍ se puede actuar contra esta plaga: hacen falta especialistas y dinero para poder combatirla.

Tenemos ejemplares muertos que son irrecuperables, y otros vivos pero contaminados muy cerca de nuestra localidad: en Vejer son ya varias las que han sido “taladradas” por este mortal “bichito”. En la zona  de La Muela, próxima a Conil, se pueden apreciar ya varias palmas muertas. Pero lo más preocupante se está produciendo en la Urbanización de la Fuente del Gallo, desde donde nos llegan noticias de algún ejemplar infectado. ¡Todo un desastre que se va aproximando!


¿Está haciendo algo el Ayuntamiento de Conil para proteger sus palmeras de este peculiar  “Yack el Destripador”? Porque queremos recordar que la Plaza de Santa Catalina, lugar emblemático del casco antiguo, tiene varias especies que, junto a la piedra monumental, le confieren todo su carácter. En La Laja somos muy conscientes del coste que puede generar la  aplicación del tratamiento. Sin embargo también consideramos que mucho mayor será el costo producido por la pérdida de estos ejemplares, no especialmente en el aspecto económico, sino en cuanto a su valor paisajístico, ambiental y sentimental, ya que estas palmeras forman parte de la idiosincrasia del lugar, siendo inseparable la imagen de la Plaza de sus palmeras. Un factor añadido, más humano que utilitario, es imaginar el tiempo que transcurriría el que  nuevas palmeras alcanzaran el tamaño de las actuales, y volvieran a ofrecer a la plaza el aspecto que hoy todos los habitantes de Conil conocemos: toda una vida. Algo que ya muchos de nosotros no veríamos.

En épocas de recortes, lo más sensato es aplicar el tijeretazo en aquellos temas que se consideran de segundo orden. A expensas del equipo de gobierno y del concejal de medio ambiente queda el juicio sobre si conservar estas palmeras y el paisaje urbano característico de nuestro pueblo, y si ese esfuerzo económico que se necesita para salvarlas es una cuestión prioritaria o se prefiere no actuar. Desde luego que para La Laja estas palmeras de Santa Catalina son tan importantes, para conservar el encanto del lugar, como la propia Iglesia, ya que forman un perfecto collage de colores y contrastes siendo una de las estampas más fotografiadas y que más llaman la atención de los visitantes y turistas. Además, mantener la vida de unas palmeras que llevan décadas acompañándonos, cobijándonos y decorando nuestros paseos y asientos por la zona, es también una responsabilidad moral hacia los seres vivos que integran la naturaleza y que se encuentran bajo nuestra custodia. Por eso pedimos al Ayuntamiento que actúe y las proteja,  poniendo todos los medios y recursos necesarios para prevenir la amenaza y salvar todas las palmeras que están instaladas en los lugares más emblemáticos y carismáticos de nuestro municipio.

martes, 14 de junio de 2011

LA LAJA EN LA ASAMBLEA LOCAL DEL 15-M. IMPRESIONES


La Laja estuvo presente el pasado sábado (11 de junio de 2011) en la asamblea organizada por el movimiento 15-M de Conil.  Nuestra intención era conocer de primera mano como se estaba desarrollando este movimiento en Conil; cuáles eran sus intenciones y reivindicaciones; su capacidad de reclamo; y sus bases organizativas.

Desde el ideario de La Laja en defensa del patrimonio cultural y natural de Conil, siempre hemos denunciado la preponderancia y prioridad que el equipo de gobierno y el conjunto de los políticos municipales han dado a los intereses económicos, mercantiles y de negocio empresarial sobre la conservación, respeto y puesta en valor de bienes culturales y espacios naturales al servicio y disfrute de los ciudadanos.

Son estos puntos los que en principio nos unen con este movimiento reivindicativo, y el motivo de que acudiéramos a este encuentro. Las sensaciones e impresiones con las que nos fuimos fueron contradictorias. Nos alegra enormemente el impulso que muchos jóvenes comprometidos están dando a sus reclamaciones, su ímpetu y determinación por empezar algo que consideran puede llegar a cambiar la sociedad, y que desmiente con claridad aquello de la “generación nini” con la que todos fueron definidos en su momento.

Por otro lado, la presencia heterogénea de personas de todo tipo y edad, cada una con su problemática personal y con sus motivos para estar allí, son un motivo para la esperanza de que podemos ponernos de acuerdo viniendo desde distintos pensamientos y diferentes coyunturas socio-económicas y laborales, teniendo sólo como objetivo común defender el bienestar de las personas y sus derechos.

Sin embargo, sí percibimos algunos factores que no nos gustaron y que creemos que los socios y amigos de La Laja deben conocer para valorar adecuadamente cómo es y quién participa desde dentro en esta iniciativa.

La primera de estas consideraciones tiene que ver con el momento que se eligió para realizar el acto; las 20:00 horas. Como todo el mundo sabe, ese mismo sábado, y en ese mismo lugar, Iglesia Santa Catalina, se llevaba a cabo la toma de posesión de la nueva corporación municipal a las 12:00 de la mañana. Partiendo de que cada una de las asambleas repartidas por toda España tiene autonomía y se autogestiona como mejor considera, no entendemos como mientras por toda España a la hora de las tomas de posesiones se organizaron caceloradas y otros actos de protesta, en Conil se dejó pasar la oportunidad de expresar el malestar que los propios miembros de la asamblea dicen tener hacia los políticos. ¿Por qué no se convocó a las doce? Todavía no conocemos las razones.

Se podría esgrimir que nuestros políticos locales no tienen culpa de ese deterioro, que ellos no pueden influir en los mercados financieros ni obligar a los jueces a que no desahucien a los que no pagan sus hipotecas. De acuerdo. Pero también es verdad que los “indignados” no pueden ir a la sede del FMI a protestar, ni pedir una cita con Ángela Merkel. Creemos que es una cuestión simbólica. Los políticos locales, de los que no dudamos de su honradez, sí son el símbolo más cercano que tenemos de un sistema que ha dejado de funcionar bien. Nadie de momento les culpa directamente de las disfunciones del sistema, pero sí participan y se integran en él, y por lo tanto deberían ser, según nuestro parecer,  uno de los objetivos simbólicos de las protestas.

Nosotros lo vemos así: los mercados financieros, tras los cuales no se esconden más que individuos, corporaciones y multinacionales empresariales sin escrúpulos, han atacado descaradamente el bienestar y los derechos de los ciudadanos. La única barrera defensiva que teníamos los ciudadanos eran la política y los políticos que elegimos, y éstos nos han fallado. Primero desprotegieron todo lo que somos como sociedad y pueblo: nuestro patrimonio; nuestra historia; nuestra naturaleza; y se la entregaron gustosamente en nombre de no se sabe que riqueza y por unas migajas adecuadamente repartidas, para inmediatamente después dejarnos completamente vendidos, desamparados y completamente solos ante las nuevas reglas de juego dictadas por los gurús de instituciones remotas de las cuáles ni siquiera sabíamos que existían, y que de pronto pasaron a ser los nuevos “tótem” de nuestra vida cotidiana: fin de un estado del bienestar que pagábamos nosotros (esto hay que recordarlo para que no nos engañen); desprotección social de los que la rueda de la macroeconomía va convirtiendo en parias y excluidos del sistema; y un mensaje claro: “…que cada uno salve el culo como pueda”.
¿Qué han hecho los políticos? Nada, plegarse y salvarse a ellos mismos. Si un acto democrático y reivindicativo ante los nuevos concejales no es un acto propio de este movimiento, ¿cuál lo es?

La segunda consideración tiene que ver con los ciudadanos que integran y participan en esta asamblea local. Si alguien pudo acudir o estuvo presente en Madrid sabrá de lo que hablamos. En Sol solo se habló de política, de una nueva política hablada por los ciudadanos, sin cortapisas, sin órdenes de partido, sin estrategias electorales, sin pactos antinaturales en escondidos pasillos, sin disciplinas, sin votaciones amañadas,… allí por fin se habló en España de política con mayúsculas: de la política entendida por el pueblo. Cada uno de los ciudadanos que estuvieron allí se liberó, soltó su rabia, su malestar, su impotencia, su desesperación. Pero también se propuso, se debatió y se intentó diseñar un nuevo marco político en el que los ciudadanos y su bienestar fueran la piedra angular en torno a la cual giraran las decisiones políticas. Todo esto pudo hacerse porque había una única condición indispensable; la única que de facto todo el que estuvo allí aceptó: nada de políticos en Sol.

Así que cuando comprobamos que en la asamblea del 15-M de Conil no sólo había políticos profesionales, sino concejales electos, y que además formaban parte del equipo de gobierno que tomó posesión por la mañana, todo nos chirrío terriblemente. Para nosotros, la presencia participativa de estos dos concejales es una incongruencia. Alguno se ha encargado de decirnos que los concejales pueden asistir a estas asambleas como ciudadanos. ¡Qué equivocado está y que poco entiende lo que significa asumir un cargo público! Ese señor o señora que asume y ostenta un cargo político, y más con responsabilidades de gobierno, pasa a ser un personaje público cada segundo de su mandato. No puede desligar sus funciones públicas cuando él quiera y cómo quiera, o desdoblarse y convertirse cuando le convenga en ciudadano. No funciona así y parece mentira que los veteranos no les hayan puesto sobre aviso. Claro que el movimiento 15-m quiere que los políticos acudan a las asambleas y a los debates, pero señores, sólo a escuchar, a tomar nota de lo quieren las personas, a comenzar a pensar en cómo articular una democracia más participativa y a hacerse eco de las reivindicaciones que allí se formulen. Estos foros son de los ciudadanos y para los ciudadanos. Ellos ya tienen los suyos; donde debatir; donde exponer; donde poder expresarse: los órganos de sus partidos, las convenciones políticas; y los plenos municipales. ¿Por qué tenemos que consentir que ocupen también nuestro espacio, un espacio que los ciudadanos han abierto a codazos? Porque no nos engañemos, los políticos nos prefieren dóciles, callados. Sí, también nos quieren comprometidos, activos y despiertos; nos quieren ver trabajar como voluntarios, asistiendo a los necesitados, comprometidos con causas justas o enarbolando las banderas que ellos no se atreven a tomar por miedo a enfrentarse a otros poderes, a otros políticos o a romper pactos de poder en otras instituciones. ¿Y qué ocurre cuando los ciudadanos dicen basta? ¿Cuándo dicen que se acabó? ¿Cuándo exigen también poder hablar y participar más directamente en las decisiones? Ocurre que mandan a sus apaga fuegos a extinguir las llamas, y si estas son demasiado poderosas, a controlarlas y a intentar perimetrarlas hasta que se extingan sin que causen demasiado daño.

Por supuesto que el espíritu de la asamblea debe ser abierto, y no debe consentirse la expulsión o el rechazo explícito de una persona. Son ellos, los políticos que estuvieron allí los que deben hacer un ejercicio de reflexión y de autocensura. Solo aplicando un poco de sentido común entenderán rápidamente el daño irreparable que hacen a este movimiento ciudadano participando activamente en él.  Nada personal nos enfrenta a ellos, es más, sabemos que son personas jóvenes y comprometidas socialmente, y que quizá aporten un aire sano y renovador a su partido y al gobierno municipal, pero su sitio ahora no está en la calle, sino en las bancadas de los plenos, donde deben transmitir el mensaje de los ciudadanos.

Resumamos las consecuencias de esta  implicación en el futuro del movimiento, fenómeno por otra parte  que  no sólo está apareciendo en  Conil, sino en muchos lugares de España, donde los tentáculos políticos comienzan a desperezarse después del susto del 15-M:

1-     Su presencia implica que muchas personas que confiaron y creyeron en la utopía de un movimiento ciudadano libre de políticos y de sus consignas renieguen de él y dejen de asistir y de participar. Es seguro que las asambleas perderán más gente que la puedan ganar con la presencia de militantes políticos.
2-     La esencia de las reivindicaciones perderá todo su sentido. ¿Cómo puede ser alguien sujeto activo y pasivo al mismo tiempo? ¿Cómo puede ser a la vez emisor y receptor? ¿Cómo un político va a colaborar en propuestas que el mismo tendrá que juzgar al otro lado de la mesa? ¿Cómo se puede ser juez y parte  sin que todo quede contaminado? ¿Cómo puede alguien reclamarse a si mismo?
3-     Su presencia y el intento de domar a los ciudadanos infiltrándose y controlando el movimiento supone un fracaso rotundo de éste. El carácter apartidista fue la seña de identidad de este movimiento en su nacimiento. Este carácter fue lo que le permitió echar en cara a toda la clase política, sin distinciones, sus desmanes y su debilidad. Rápidamente la parte más retrógrada de la clase política, sintiendo sus sillones tambalearse, acusaron al movimiento de estar altamente politizado. ¿Qué hacemos ahora, les damos la razón? Si acusan al movimiento de ser una mera tapadera de los intereses de un partido político determinado, ¿con qué argumentos les contradecimos? Politizarse en un sentido u otro supone, que nadie lo dude, el repudio inmediato de la otra mitad ideológica de este país, que ni tan siquiera se va a molestar en escuchar, y al fin el fracaso más absoluto de un movimiento que nació libre y que poco a poco va politizándose y perdiendo su atractivo y su ideario.


No son los políticos los que van a cambiar la sociedad. Ya han demostrado que no pueden. Han tenido casi 40 años para hacerlo y al final han quedado reducidos a meras marionetas que actúan movidos por los hilos que manejan los “grandes grupos de interés”. La razón es simple: dijeron “esto queremos”, y presionaron hasta que los políticos cedieron. Y es ahí donde se plantea la batalla. La sociedad civil y los ciudadanos son los que ahora tienen la responsabilidad de cambiar los modelos. Los políticos perdieron hace unos años su oportunidad y no es justo que arriben ahora algunos arrogándose el espíritu de este movimiento ciudadano o reclamando para si un protagonismo que no deberían tener. ¿A quién se quiere engañar? También en este municipio nuestro se han utilizado los parámetros que nos han llevado a esta situación. Bien es cierto que con mesura y no de forma genérica, pero sí en muchos casos de forma arbitraria, sin escuchar a aquéllos ciudadanos que tenían otra opinión, y por supuesto sin arbitrar jamás fórmulas de democracia participativa. Nuestros políticos saben qué es La Laja, saben que nuestras opiniones, proyectos o propuestas siempre van acompañadas de un trabajo previo, serio y documentado. Que jamás decimos “no” sin previamente haber articulado una propuesta coherente, y que no tenemos inconveniente en aplaudir cuando consideramos que se ha acertado. Si tenemos criterio, ¿por qué no se han estudiado nuestras propuestas más allá del ego personal y de la imposición por sistema? ¿Por qué no se nos ha escuchado en la restauración de La Chanca cuando fue un miembro de La Laja quien logró su protección y desde aquí se ha luchado siempre por su conservación? ¿Por qué antes de vender por calderilla el bosquecillo de La Fontanilla al multimillonario Llul no se preguntó a la ciudadanía si prefería que ese emblemático espacio se recuperara para el disfrute de todos? ¿O es que aquí en los últimos cuatro años se ha hecho algún referéndum y somos los únicos que no nos hemos enterado? ¿Acaso se ha pedido la opinión de los ciudadanos en algún momento sobre algún tema? ¿Se ha contado con esta sociedad para algo más que no sea ir a votar?
No, aquí no ha habido ninguna fórmula alternativa al sistema. Ni siquiera se ha planteado. No se ha querido gobernar con el pueblo, así que ahora no deberían participar en las decisiones y posturas que adopten los ciudadanos ni ir por toda España dando lecciones sobre democracia participativa. Ningún partido la ha querido jamás porque siguen teniendo miedo de las masas.

  En definitiva, este maremoto que ha supuesto la emergencia de un amplio colectivo de ciudadanos dispuesto a ponerlo todo del revés, se enfrenta a un reto ciclópeo, el de ser capaces de ejercer una presión mucho más asfixiante sobre los políticos que la que puedan practicar los grupos financieros amparados y secundados por las políticas monocordes impuestas por las instituciones supranacionales, hasta llegar a romper esa relación melosa y complaciente que mantienen, y será entonces cuando miren por fin y de nuevo hacia los ciudadanos.

viernes, 10 de junio de 2011

LOS PINARES DE ROCHE: ENTRE LA DEJACIÓN Y EL ABANDONO


Comenzado el mes de junio, y ante la llegada de los meses de más intenso calor, y por tanto de riesgo máximo de incendios en nuestros bosques, La Laja ha considerado oportuno revisar el estado actual de los Pinares de Roche, castigados ya en el verano de 2006 con varios devastadores incendios, alguno de ellos provocado. La situación que por entonces, antes del incendio, denunció La Laja, y  caracterizada por la suciedad, abandono y la falta de vigilancia, se repite hoy, a comienzos del verano de 2011: basuras abandonadas por desconsiderados visitantes (bolsas, plásticos, envases, vidrios, etc.); acumulación de rastrojos secos y abundantes ramas secas a pie de los pinos cuales piras funerarias; ramaje bajo y seco sin podar que puede convertirse en caso de incendio en vías rápidas del fuego hacia las altas copas; y falta de vigilancia y un mínimo control de los visitantes que llegan, especialmente los fines de semana a comer y pasar el día, y que en algunos casos, como hemos comprobado, llegan a realizar barbacoas bajo los propios árboles, al parecer sin ningún miedo o consciencia del peligro real que existe.

Han pasado 5 años desde el terrible incendio que se propagó por el pinar, y tras muchas vueltas y revueltas, acusaciones de invasión de competencias, inhibición de responsabilidades de las administraciones y miles de palabras vertidas en los micrófonos y en el papel de periódico, nos encontramos con este panorama desolador y preocupante.

Bien es cierto, como se encargan de esgrimir repetidamente los responsables municipales, que las competencias sobre monte público en cuanto a gestión, limpieza, mantenimiento, repoblación, prevención y extinción están asumidas por la Junta de Andalucía, y que es ésta, como en cualquier otra región española, la que debe conformar y organizar los retenes contra incendios encargados de la limpieza del pinar y del mantenimiento de los cortafuegos. No sabemos si estos retenes están por llegar o no, pero lo que es una realidad es que el periodo de alerta máxima por incendios hace tiempo que se decretó en toda España, y que el pinar es un inmenso bidón de gasolina listo para explotar a la mínima chispa.

Pero esto no obvia otra realidad, y es que quien debería estar más interesado, más preocupado, y aquél que tiene más que perder si arde parte de su patrimonio natural, es el Ayuntamiento de Conil y sus ciudadanos. Por eso, y aunque somos conscientes de que no podemos pedir al Ayuntamiento el envío de 100 operarios y 10 camiones para que durante un mes limpien y preparen el monte, sí que debemos reclamar ciertas atenciones o respuestas de urgencia. Básicamente existe ramaje seco por toda la extensión, pero es especialmente llamativo las aglomeraciones en ciertos lugares, que pueden apreciarse claramente en las fotos, donde se acumulan capas de gran grosor de madera seca y lista para arder. ¿Por qué no se envían operarios municipales durante unos días para al menos recoger y eliminar estos grandes focos? Por nuestra parte, La Laja enviará en los próximos días una solicitud dirigida al Sr. Alcalde y al Concejal de Medio Ambiente donde se pedirá que con celeridad se adopten estas medidas mínimas.

El llamamiento a la cordura es claro: invertir en prevención es más rentable desde todos los puntos de vista posibles que invertir en extinción.

Nos van a permitir una pequeña licencia final. La situación de los pinares nos da la oportunidad de comentar dos inercias sociales arraigadas en nuestra sociedad, y que tienen que ver por un lado con la gestión política, y por otro con las bases de la relación entre los políticos y la ciudadanía.

 A la primera, la que tiene que ver con la gestión política, nosotros la llamamos la “cultura del aspaviento”: dícese de aquél político que tras ser avisado repetidamente de un potencial problema o catástrofe no hace nada e ignora las advertencias. Cuando el problema se desencadena y reporta consecuencias graves, se precipita o es precipitado ante las cámaras, ante las que en un acto de constricción rayano en la penitencia pública, hecha las manos a la cabeza en una demostración excesiva de espanto, a la par que se quita responsabilidad en lo sucedido y promete (esto es lo mejor) tomar medidas para que jamás vuelva a suceder algo así. Al poco tiempo, el susodicho ha olvidado o borrado sus buenas pretensiones y el proceso vuelve a comenzar invariablemente.

Con los pinares de Roche vemos como los patrones de la cultura del aspaviento vuelven a repetirse: el pinar está seco y descuidado como en el verano de 2006 y las autoridades competentes lo saben.

Lo peor de estos casos es la pasmosa complacencia con la que los ciudadanos asumimos estos comportamientos. Y esto nos lleva a la segunda de nuestras apreciaciones, la que tiene que ver con la forma con la que los ciudadanos nos relacionamos con los políticos y como reaccionan éstos si en su camino encuentran personas que en el ejercicio de sus derechos democráticos quieren participar en la vida política, en las deliberaciones, o en las decisiones que pueden afectarles, al margen por supuesto del gran momento que tienen a bien  concedernos cada cuatro años: las elecciones. Con las que lamentablemente satisfacen la poca ansia política de la mayor parte de ciudadanos, a los que sedan con morfina y guardan en formol hasta dentro de otros cuatro años, asumiendo ellos por completo las decisiones sobre lo que les conviene o no les conviene, y decidiendo por ellos absolutamente todo lo que tiene importancia en sus vidas.

Así que si en esa relación estacional, establecida, monocorde y puntual, topan con un grupo de ciudadanos que quieren seguir participando desde el día después de las elecciones; que preguntan; que sugieren; que aportan ideas; que abren debates; y que les obligan a escuchar, se ponen nerviosos y en guardia de una forma incomprensible, se sienten amenazados y menospreciados si alguien puede anticiparles un probable problema, reaccionan en ocasiones con despotismo, ridiculizando y minimizando la disidencia, y finalmente te ponen una cruz encima a través de sus voceros, tachándote de alarmista, catastrofista, ignorante, paria o antipatriota (en este caso anti-conileño). La Laja lo dice por experiencia.

Sólo decimos, sin afán protagonista, y sí como amantes de la naturaleza, que cuidado con los pinares.


miércoles, 8 de junio de 2011

QUE NOS SIRVA PARA UN CAMBIO DE CONCIENCIA




Queremos que el blog de La Laja sea un espacio abierto a tod@s. No tenemos ningún inconveniente en publicar -siempre y cuando vengan firmados y sigan la línea de la asociación- vuestras opiniones, comentarios, quejas, protestas...
Nuestra socia y amiga Sonia nos ha envíado esta carta. Sabemos que NO ha sido admitida en determinados medios locales y nosotros no vamos a negarnos a publicarla ya que vemos que  se refiere a un suceso que alteró la vida de los ciudadanos de Conil  conmocionándolos. En ella pone en entredicho, en este particular y sentido homenaje a Juan Mena, la "tranquilidad" y la Calidad de Vida que en el transcurso de los últimos años se ha ido deteriorando considerablemente en nuestra localidad. Cuestiona la vida nocturna de los jóvenes de Conil, arropada por la permisividad de las autoridades e incluso de los padres, que ha generado numerosos episodios de violencia muchos de ellos  bajo los efectos de las drogas y el alcohol. Caso útlimo éste, el que acabó con la vida de Juan Mena  y del que nos podemos llegar a sentir tanto en mayor o menor medida tanto víctimas como culpables.
Sin otro ánimo que dar la oportunidad de poder expresar unos sentimientos y sobre todo para compartir el mismo deseo de Sonia: ¡Que la muerte de Juan Mena nos sirva para un cambio de conciencia!


En memoria a Juan Mena

Lo que han hecho a Juan Mena es una barbaridad. Siento con todo el alma lo sucedido con ese muchacho tan singular, y acompaño a su familia y a sus amigos con mis sinceros sentimientos.
También lamento por las familias de los autores del crimen. Y por ellos mismos. Me pregunto cómo han podido llegar a ese extremo en nuestro Conil tan bonito y tranquilo. Las autoridades dicen que es un caso aislado, que son unos desgraciados. Es verdad. Es el caso más extremo que ha pasado durante los últimos años. Pero robos y asaltos armados son bastante comunes, igual que la violencia por alcohol y drogas. Ya en los años 90 se murió un chaval por causa de una pelea. Me acuerdo del muchacho que casi perdió su vida en el verano de 2006, maltratado por una pandilla de jóvenes de Conil. Un chico perdió su ojo al defender una chica en una discoteca. Numerosos casos más se podrían mencionar.
La vida nocturna de Conil durante los últimos 20 años ha sido una pesadilla para todos los vecinos en general, y para padres de adolescentes en especial. La cantidad de jóvenes con problemas de drogas es grande. El alcohol, aunque sea legal, también lo considero como droga. Caen en la edad del pavo, cuando menos influencia tienen los padres. Van de marcha, porque todos lo hacen. Es una lotería quien se salva, y quién no. Cualquiera puede caer, porque la “cultura de la droga” y los excesos nocturnos son altamente tolerados. Hay menores súper borrachos en la calle a altas horas de la madrugada. ¿Lo permite la ley? ¿Dónde está la policía a esta hora? Hace falta poner más servicio por la noche en vez de vigilar si hay perros en la playa a las 9 de la mañana.
Hace unos años hubo una carpa discoteca para menores, sin alcohol, sin drogas. Cerraba a la 1 ½ se la noche. ¡Perfecto! Sin embargo hubo padres que se quejaron por cerrar tan temprano. ¿Adónde podrían ir sus hijos después? ¡A su casa! Digo yo. ¿Qué hacen menores en la calle a esta hora?
Conozco Conil desde hace 35 años. Entonces sí era un pueblo tranquilo. Elegí vivir aquí, porque era – y sigue siendo – el sitio de mis sueños. Y a veces de mis pesadillas. En el paso del tiempo he visto jóvenes caer en la droga, consumiendo y traficando. Algunos de los que conocí cuando eran niños, han muerto ya, a causa de drogas. Otros están en la cárcel. Siento una inmensa pena por ellos. Eran niños  curiosos, abiertos y llenos de esperanza. Vivían el cambio a la democracia después de 40 años de dictadura. También conozco muchos adultos, buena gente, negociando con drogas sin remordimientos, entre ellos amas de casa, o familias enteras. ¿Cuántas casas se han comprado con la ganancia de un alijo de chocolate encontrado en la playa? ¿Cuántos coches, camiones o barcos? Faltan estadísticas. No hay investigaciones sobre ese tema tan delicado. Todos sabemos quién está metido en la economía de la droga. Los que no lo estamos, decimos: “No valgo para eso.” Con admiración, porque es un negocio rentable, aunque muy arriesgado. Y son los más valientes, y lo menos responsables, los que se atreven entrar.
Correcostas es uno de los niños que cayeron en el mundo de la droga. Es uno de muchísimos casos. En Conil apenas hay familias sin afectados.
Las drogas cambian el carácter de una persona. Algunas, como la heroína, causan una vida sin iniciativa, como se puede observar en los drogadictos de más edad. Otras, como la coca, el alcohol, o las pastillas, pueden llevar a una agresividad excesiva. Supongo que ese es el caso de Correcostas. Lo Que hizo es horrible. En eso no cabe duda ninguna. Ha quitado la vida a Juan Mena, ha destrozado la vida de la familia de Juan. Y también de su propia familia. Ha destrozado su vida y las de sus cómplices.
Es un horrible suceso lo que ha pasado en nuestro pueblo. Nos enseña hasta donde pueden llegar jóvenes que dedican su vida a la droga.
La muerte de Juan Mena nos debería servir para un cambio de conciencia. Debería abrirnos los ojos ante la situación de una parte de los jóvenes de Conil, que ven en el botellón el máximo disfrute, y sólo por el botellón se mueven y se manifiestan. Necesitan alternativas. Necesitan límites. Y necesitan perspectivas. Son los vacíos dónde se mete el diablo. Todos debemos sentirnos responsables por la juventud, ya que son el futuro de Conil.
La situación en Conil no es única. Hay muchísimos pueblos con los mismos problemas. Pero es aquí donde vivimos, y por eso aquí es donde tenemos que buscar una solución. La gran participación en la manifestación del 30 de abril ha mostrado la indignación de todo el pueblo. Y la prohibición del botellón el año pasado fue el primer paso para un cambio.
¡Seguimos hacia delante! ¡Cambiemos de rumbo para que la muerte de Juan no sea en vano!

1.5.2011                                                                      Sonia Raschert

 

sábado, 4 de junio de 2011

LA CHANCA, ENTRE ACEBUCHES Y OLIVOS


No nos cabe ninguna duda al respecto: Cuando el pueblo entre en la Chanca de Conil y vea lo que se ha hecho va a quedar maravillado. Lo dijimos una vez y lo volvemos a decir que aquí se actúa dándole al pueblo, pero sin contar con él. ¿Por qué no se hicieron jornadas de puertas abiertas antes de empezar la restauración y obras de tan singular edificio-monumento? No interesaba. Si el pueblo hubiera visto el antes, no hubiera consentido el después. E insistimos que, pese a todo, la gente va a quedar fascinada. El desconocimiento es así y de él se aprovechan los “autócratas”.
A veces nos cuestionamos si el equipo de gobierno ha pecado por indocto o por codicioso. Más viendo lo que hay parece que pudiera ser tanto por una cosa como por otra. Ahora bien, es más grave hacer falta por inculto que por ávido cuando se supone que se debería tener unos mínimos para ostentar representación popular.
Este gobierno nunca ha entendido La Chanca ¿Por qué? ¿porque no da para más? Si es así, pues nada. No se puede pedir al acebuche que de aceitunas sin haberlo tratado. Aunque esto sería muy triste... Pero ¿y la oposición? Nos consta y de muy  buena tinta que en ese “acebuchal” sí que había árboles tratados y que por tanto sí existía un alto conocimiento de lo que era y ha sido La Chanca para Conil.  Pero son las consecuencias de ser tan sectario, que se “acata" la orden aunque en el fondo no se esté de acuerdo, y esta actitud  ha perjudicado notablemente la conservación íntegra de este emblemático y ya deteriorado sitio histórico. No es más que la actitud del mono sabio, "que ni oigo, ni veo, ni hablo" pero hago creer que sí veo, que sí oigo y que sí hablo. Hablemos entonces mejor de un mono cobarde y sometido...
En fin, os deslumbrará el edificio cuando entréis y lo veáis. Os deslumbrarán los políticos con una maravillosa puesta en escena. Pero sabed que el edificio en sí, a los que lo conocimos tal como fue concebido, aparecerá ante nuestros ojos sin luz propia: oscuro, opaco... ¡Alterado! Los focos de la especulación, la trama, la trampa y la demagogia, nos han cegado de por vida y ya no veremos ese monumento, único en el mundo y que estaba practicamente integro, tal como lo vimos en la visita organizada por nuestra Asociación y por la que no se interesó ningún miembro del actual equipo de gobierno. Ahora, público de Conil, aplaudid y desvaneceros ante este sucedáneo y conoced vuestro pasado ensombrecido por el hormigón, el cristal y el acero.
La Chanca, (invitamos a saber de ella entrando en nuestra página ), -ese espacio ya perdido y olvidado para “los hijos de Conil”-, se presentará al pueblo y deslumbrará, pero señores ¡las joyas son falsas!